Todo comienza con una reunión para conocer al cliente, su estilo y objetivos visuales. A partir de esta conversación, elaboramos un presupuesto claro y detallado que contempla el tipo de imágenes, cantidad de renders, nivel de realismo y tiempos de entrega. Nuestra prioridad es ofrecer una propuesta ajustada a las necesidades reales del proyecto. Una vez aprobado este presupuesto preliminar, damos inicio a la etapa de recopilación técnica, fundamental para el desarrollo visual de los renders solicitados.

Con el presupuesto aprobado, solicitamos o levantamos la información técnica necesaria: planos, dimensiones precisas, referencias fotográficas y detalles arquitectónicos clave. También analizamos el entorno y los elementos que influirán en la ambientación visual. Toda esta documentación garantiza que nuestros renders se basen en datos reales y reflejen con fidelidad el espacio proyectado. Así logramos prevenir errores y asegurar una propuesta audiovisual coherente y precisa.

A partir de los datos recopilados, desarrollamos una propuesta visual compuesta por esquemas iniciales, ángulos sugeridos y pruebas de iluminación. Presentamos también una selección de materiales y acabados digitales. Esta etapa incluye revisiones junto al cliente para alinear detalles técnicos y estéticos. Una vez validada la dirección visual, pasamos a la fase final de producción de renders fotorrealistas, respetando el concepto y la identidad del proyecto arquitectónico.

Con la propuesta aprobada, producimos los renders fotorrealistas finales. Cuidamos cada detalle: iluminación, texturas, materiales, mobiliario y ambiente. Entregamos las imágenes en alta calidad, listas para presentaciones, licitaciones o difusión. Durante esta etapa mantenemos contacto constante para validar avances y aplicar ajustes si es necesario. El resultado es una herramienta visual impactante que comunica con claridad y fidelidad la visión arquitectónica del proyecto.